Pese a que se demostró que la muerte de Linas Rumsas fue causada por un sistema de dopaje organizado, los plazos del juicio se alargaron y los culpables no tendrán ningún tipo de pena
El caso judicial de un joven ciclista profesional a quien le explotó el corazón tras ser inducido a tomar EPO por su equipo se cierra por la lentitud de la justicia
El 2 de mayo de 2017 el corazón de Linas Rumsas, de 21 años, un joven y prometedor ciclista e hijo del ex profesional Raimondas Rumsas, se detuvo de repente.
Esta trágica muerte desencadenó una importante investigación sobre un sistema de dopaje organizado que involucraba a managers, entrenadores y jóvenes corredores del equipo Gran Fondo del Diavolo.
![[Img #63432]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/10_2025/3752_rumsas1-min.jpg)
Las investigaciones revelan que se animaba a los ciclistas a utilizar EPO, hormonas de crecimiento y analgésicos opiáceos para mejorar su rendimiento.
La justicia italiana invirtió tiempo y recursos: en febrero de 2018, se realizaron seis arrestos y se imputaron a una veintena de personas. Entre ellas se encontraban los padres de Linas, Maria Luisa Luciani y Raimondas (terceros en el Tour de Francia 2022); el entrenador Michele Viola; jóvenes ciclistas; y varias figuras del club. La acusación era grave: conspiración para cometer delitos relacionados con el dopaje.
Se alargaron demasiado los plazos y se ha tenido que cerrar el caso
Sin embargo, tras ocho años de laboriosos procedimientos, el medio italiano Il Tirreno revela que la jueza Nidia Genovese ha cerrado el caso de los 12 principales acusados.
El diario italiano señala que la legislación italiana considera que el plazo para juzgar el caso ha expirado. Por lo tanto, el proceso ya no puede continuar. Esto supone un duro golpe para las familias, aficionados y observadores del ciclismo, que ven impune un sistema potencialmente criminal.
Este veredicto, sin embargo, no significa que los hechos fueran inexistentes. Las pruebas recopiladas, los informes policiales y las declaraciones de los testigos demuestran un dopaje organizado y generalizado dentro del equipo, que exponía a los jóvenes atletas a sustancias peligrosas.
Sin embargo, la lentitud de la justicia italiana ha frenado el proceso. La familia Rumsas, ya afectada por la tragedia de Linas, debe asumir este sentimiento de injusticia.
El 2 de mayo de 2017 el corazón de Linas Rumsas, de 21 años, un joven y prometedor ciclista e hijo del ex profesional Raimondas Rumsas, se detuvo de repente.
Esta trágica muerte desencadenó una importante investigación sobre un sistema de dopaje organizado que involucraba a managers, entrenadores y jóvenes corredores del equipo Gran Fondo del Diavolo.
Las investigaciones revelan que se animaba a los ciclistas a utilizar EPO, hormonas de crecimiento y analgésicos opiáceos para mejorar su rendimiento.
La justicia italiana invirtió tiempo y recursos: en febrero de 2018, se realizaron seis arrestos y se imputaron a una veintena de personas. Entre ellas se encontraban los padres de Linas, Maria Luisa Luciani y Raimondas (terceros en el Tour de Francia 2022); el entrenador Michele Viola; jóvenes ciclistas; y varias figuras del club. La acusación era grave: conspiración para cometer delitos relacionados con el dopaje.
Se alargaron demasiado los plazos y se ha tenido que cerrar el caso
Sin embargo, tras ocho años de laboriosos procedimientos, el medio italiano Il Tirreno revela que la jueza Nidia Genovese ha cerrado el caso de los 12 principales acusados.
El diario italiano señala que la legislación italiana considera que el plazo para juzgar el caso ha expirado. Por lo tanto, el proceso ya no puede continuar. Esto supone un duro golpe para las familias, aficionados y observadores del ciclismo, que ven impune un sistema potencialmente criminal.
Este veredicto, sin embargo, no significa que los hechos fueran inexistentes. Las pruebas recopiladas, los informes policiales y las declaraciones de los testigos demuestran un dopaje organizado y generalizado dentro del equipo, que exponía a los jóvenes atletas a sustancias peligrosas.
Sin embargo, la lentitud de la justicia italiana ha frenado el proceso. La familia Rumsas, ya afectada por la tragedia de Linas, debe asumir este sentimiento de injusticia.
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