El ciclista danés muestra su lado más antipático para responder a las demandas que le hace la afición para que muestre su talento en mas pruebas de prestigio mundial como hace cada año su gran rival Tadej Pogacar
Vingegaard se revuelve contra los 'listillos' que le critican por centrarse solo en el Tour: "Me resbala por completo su opinión porque..."
El líder del equipo Visma no ve ninguna necesidad en contentar a las peticiones de la afición. Él va por libre.
A Vingegaard y Pogacar les une que poseen un talento descomunal que les ha convertido en las dos grandes referencias de esta generación en el ciclismo mundial, pero les separa su manera de entender su exposición fuera de las carreras y la necesidad de tener un reconocimiento público.
Mientras el ciclista esloveno es cercano al aficionado y siempre muestra una sonrisa, al ciclista danés le cuesta mucho expresar felicidad y parece recluido en su mundo interior. Pogacar vive continuamente expuesto mientras Vingegaard parece vivir dentro de una burbuja que le aleja de las exigencias a las que obliga ser una estrella mundial.
Vingegaard no tiene ningún interés en convertirse en un personaje mediático, se toma su deporte solo como una profesión y evita en todo lo posible actos públicos que le hacen estar incómodo. El último ejemplo de su falta de sensibilidad social se ha producido tras anunciar que renunciaba a participar en un Mundial de ruta que parecía diseñado a su medida.
![[Img #63037]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/08_2025/7150_vingegaard-1-min-2.jpg)
Esta decisión ha generado multitud de críticas en su país, donde no entienden que desperdicie su inmenso talento centrándose únicamente en preparar el Tour de Francia y olvidándose de las grandes clásicas. Todo lo contrario que hace cada temporada su némesis Tadej Pogacar, con un calendario mucho más completo.
"Cada uno que diga lo que quiera, como hago yo"
Esta nueva decepción ha generdo un aluvión de críticas en redes sociales. Reconoce que ha leaído muchas pero que no le afectan en nada. "Más bien me resbalan", afirma con mucho aplomo.
"Que la gente piense lo que quiera. Y a mí también se me permite ser completamente indiferente. Tengo mis razones para ello y la gente debe poder entenderlo", declaró Vingegaard en una entrevista con Feltet durante la Vuelta a España.
Vingegaard tiene una manera de entender el ciclismo muy particular en la que la afición no le influye a la hora de elegir las carreras donde competir: "Es mi decisión y la gente tiene que respetarla, pero si no es así, me da igual".
El ciclista danés tiene claro que en su orden de prioridades "primero está la familia y luego el ciclismo. Actualmente paso un momento de madurez profesional y personal. Es toy muy tranquilo tras una etapa complicada. El año pasado, por ejemplo, llegue al Tour agotado mentalmente, sufrí mucho. Ahora estoy disfrutando y nadie me va a quitar esa sensación".
A Vingegaard y Pogacar les une que poseen un talento descomunal que les ha convertido en las dos grandes referencias de esta generación en el ciclismo mundial, pero les separa su manera de entender su exposición fuera de las carreras y la necesidad de tener un reconocimiento público.
Mientras el ciclista esloveno es cercano al aficionado y siempre muestra una sonrisa, al ciclista danés le cuesta mucho expresar felicidad y parece recluido en su mundo interior. Pogacar vive continuamente expuesto mientras Vingegaard parece vivir dentro de una burbuja que le aleja de las exigencias a las que obliga ser una estrella mundial.
Vingegaard no tiene ningún interés en convertirse en un personaje mediático, se toma su deporte solo como una profesión y evita en todo lo posible actos públicos que le hacen estar incómodo. El último ejemplo de su falta de sensibilidad social se ha producido tras anunciar que renunciaba a participar en un Mundial de ruta que parecía diseñado a su medida.
Esta decisión ha generado multitud de críticas en su país, donde no entienden que desperdicie su inmenso talento centrándose únicamente en preparar el Tour de Francia y olvidándose de las grandes clásicas. Todo lo contrario que hace cada temporada su némesis Tadej Pogacar, con un calendario mucho más completo.
"Cada uno que diga lo que quiera, como hago yo"
Esta nueva decepción ha generdo un aluvión de críticas en redes sociales. Reconoce que ha leaído muchas pero que no le afectan en nada. "Más bien me resbalan", afirma con mucho aplomo.
"Que la gente piense lo que quiera. Y a mí también se me permite ser completamente indiferente. Tengo mis razones para ello y la gente debe poder entenderlo", declaró Vingegaard en una entrevista con Feltet durante la Vuelta a España.
Vingegaard tiene una manera de entender el ciclismo muy particular en la que la afición no le influye a la hora de elegir las carreras donde competir: "Es mi decisión y la gente tiene que respetarla, pero si no es así, me da igual".
El ciclista danés tiene claro que en su orden de prioridades "primero está la familia y luego el ciclismo. Actualmente paso un momento de madurez profesional y personal. Es toy muy tranquilo tras una etapa complicada. El año pasado, por ejemplo, llegue al Tour agotado mentalmente, sufrí mucho. Ahora estoy disfrutando y nadie me va a quitar esa sensación".
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