Danilo di Luca, ganador del Giro 2007 y con el honor junto a Lance Armstrong de ser uno de los ciclistas sancionados de por vida, recuerda esa época y sorprende al señalar que "no hay nada de lo que arrepentirse, así era el oficio de ciclista en esa época y todos lo aceptaban"
"Durante 20 años los ciclistas no fuimos mas que animales, simples bestias, no éramos héroes, si no locos desencadenados”
El tramposo ganador del Giro de 2007 sorprende al hablar de la época más oscura del dopaje.
Danilo du Luca comparte con Lance Armstrong el dudoso honor de ser uno de los ciclistas suspendidos de por vida debido a su estrecha relación durante años con el dopaje. Sin embargo, el ciclista italiano cree que no fue más que una víctima de una época de impunidad y de cultura de la trampa en la que todos participaban.
el ciclista italiano se inyectó su última dosis de EPO el domingo 28 de abril de 2013. Ocho horas más tarde llamaron a su puerta los inspectores del control antidopaje. Di Luca tenía 37 años y el deseo de demostrar que no estaba acabado. Estaba empezando a correr su último Giro gracias a un sponsor amigo. Antes de comenzarlo en Nápoles concede entrevistas. Cuenta que ha superado el infierno del dopaje, que se siente un ciclista nuevo que pide una nueva oportunidad después de haber cumplido una sanción por un positivo que le costó el segundo puesto en el Giro de 2009 pero todo eran mentiras...
"Mentir en esa época era tan natural como respirar"
"En el ciclismo todos saben la verdad, pero la verdad es inaceptable. Cuando los directores dicen ‘no sé nada’, mienten. El dopaje conduce a la mentira: mentimos a la mujer, a la familia, a los periodistas, a los masajistas, a los mecánicos, incluso a los colegas. Mentir es tan natural como respirar. La verdad es que todos se dopan y que todos volverían a hacerlo. Somos animales, somos bestias. No somos héroes, somos locos desencadenados", escribió años más tarde en el preámbulo a su libro autobiográfico, Bestie da vittoria.
![[Img #60894]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/11_2024/7754_di-luca-1-min.jpg)
En ese libro es muy franco y detalla con precisión de ccómo mejoraba su rendimiento gracias al dopaje: “El dopaje mejora la prestación entre un 7% y un 12%. Si no me hubiese dopado no habría ganado nunca. No me arrepiento de nada. Mentí, traicioné, pero hice lo que había que hacer para llegar el primero".
Di Luca era un ciclista ambicioso y no se lo pensó: "Uno se dopa para ganar. En mis tiempos el ciclismo era ese. El doping era una práctica normal. El problema es que durante veinte años el ciclismo, por este tema, siempre ha estado en el punto de mira. Concretamente el periodo que va justo antes de Marco Pantani hasta después de mi retirada. Escándalos mediáticos, muchos controles, ya sabes. Esto no se aceptaba en un deporte profesional, lógicamente. El sistema era ese, y todos tratábamos de adecuarnos a él. Hoy parece que todo ha cambiado, así que perfecto así. Quiere decir que nuestros tiempos sirvieron para mejorar el presente, algo muy positivo. El problema es que a nosotros nos tocó vivir esos veinte años".
"No me arrepiento de nada, así era mi oficio entonces"
El ciclismo actual es un deporte limpio, aunque siempre surge alguna sospecha, pero durante muchos años no fue así: "Hoy uno lo puede interpretar como algo extraño, pero era habitual. Éramos profesionales, y éste nuestro trabajo. Había una serie de compromisos y se cumplían. La desgracia, te repito, es que yo estuve en esos veinte años del dopaje total. Si fuera un corredor actual todo sería completamente diferente. También habría ganado mucho más. De eso estoy totalmente seguro.
El 24 de mayo de 2013 le comunicaron que había dado positivo de nuevo. Di Luca había errado en sus cálculos. Creía que una microdosis de EPO como la que se había inyectado en el brazo izquierdo solo era detectable hasta seis horas después, pero los laboratorios habían mejorado sus técnicas y ya descubrían la EPO hasta 24 horas más tarde: “Me digo que si hubiera tenido un buen médico lo habría sabido antes, o que si hubiera estado en un buen equipo, me habrían protegido".
Lo más sorprendente es su manera de analizar sus trampas: "No me arrepiento de nada, hice mi oficio como lo hacen todos los deportistas. El ciclismo ya no era el deporte que amaba. Estaba cansado de la soledad, de la mentira, de esconderme... Nunca me cansé de andar en bici, porque la bici me lo ha dado todo en la vida, es la única cosa que me lo ha dado todo pero había mucho más detrás".
Danilo du Luca comparte con Lance Armstrong el dudoso honor de ser uno de los ciclistas suspendidos de por vida debido a su estrecha relación durante años con el dopaje. Sin embargo, el ciclista italiano cree que no fue más que una víctima de una época de impunidad y de cultura de la trampa en la que todos participaban.
el ciclista italiano se inyectó su última dosis de EPO el domingo 28 de abril de 2013. Ocho horas más tarde llamaron a su puerta los inspectores del control antidopaje. Di Luca tenía 37 años y el deseo de demostrar que no estaba acabado. Estaba empezando a correr su último Giro gracias a un sponsor amigo. Antes de comenzarlo en Nápoles concede entrevistas. Cuenta que ha superado el infierno del dopaje, que se siente un ciclista nuevo que pide una nueva oportunidad después de haber cumplido una sanción por un positivo que le costó el segundo puesto en el Giro de 2009 pero todo eran mentiras...
"Mentir en esa época era tan natural como respirar"
"En el ciclismo todos saben la verdad, pero la verdad es inaceptable. Cuando los directores dicen ‘no sé nada’, mienten. El dopaje conduce a la mentira: mentimos a la mujer, a la familia, a los periodistas, a los masajistas, a los mecánicos, incluso a los colegas. Mentir es tan natural como respirar. La verdad es que todos se dopan y que todos volverían a hacerlo. Somos animales, somos bestias. No somos héroes, somos locos desencadenados", escribió años más tarde en el preámbulo a su libro autobiográfico, Bestie da vittoria.
En ese libro es muy franco y detalla con precisión de ccómo mejoraba su rendimiento gracias al dopaje: “El dopaje mejora la prestación entre un 7% y un 12%. Si no me hubiese dopado no habría ganado nunca. No me arrepiento de nada. Mentí, traicioné, pero hice lo que había que hacer para llegar el primero".
Di Luca era un ciclista ambicioso y no se lo pensó: "Uno se dopa para ganar. En mis tiempos el ciclismo era ese. El doping era una práctica normal. El problema es que durante veinte años el ciclismo, por este tema, siempre ha estado en el punto de mira. Concretamente el periodo que va justo antes de Marco Pantani hasta después de mi retirada. Escándalos mediáticos, muchos controles, ya sabes. Esto no se aceptaba en un deporte profesional, lógicamente. El sistema era ese, y todos tratábamos de adecuarnos a él. Hoy parece que todo ha cambiado, así que perfecto así. Quiere decir que nuestros tiempos sirvieron para mejorar el presente, algo muy positivo. El problema es que a nosotros nos tocó vivir esos veinte años".
"No me arrepiento de nada, así era mi oficio entonces"
El ciclismo actual es un deporte limpio, aunque siempre surge alguna sospecha, pero durante muchos años no fue así: "Hoy uno lo puede interpretar como algo extraño, pero era habitual. Éramos profesionales, y éste nuestro trabajo. Había una serie de compromisos y se cumplían. La desgracia, te repito, es que yo estuve en esos veinte años del dopaje total. Si fuera un corredor actual todo sería completamente diferente. También habría ganado mucho más. De eso estoy totalmente seguro.
El 24 de mayo de 2013 le comunicaron que había dado positivo de nuevo. Di Luca había errado en sus cálculos. Creía que una microdosis de EPO como la que se había inyectado en el brazo izquierdo solo era detectable hasta seis horas después, pero los laboratorios habían mejorado sus técnicas y ya descubrían la EPO hasta 24 horas más tarde: “Me digo que si hubiera tenido un buen médico lo habría sabido antes, o que si hubiera estado en un buen equipo, me habrían protegido".
Lo más sorprendente es su manera de analizar sus trampas: "No me arrepiento de nada, hice mi oficio como lo hacen todos los deportistas. El ciclismo ya no era el deporte que amaba. Estaba cansado de la soledad, de la mentira, de esconderme... Nunca me cansé de andar en bici, porque la bici me lo ha dado todo en la vida, es la única cosa que me lo ha dado todo pero había mucho más detrás".
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