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Martes, 19 de Noviembre de 2024
El mítico ciclista cántabro acabó su carrera con tres mundiales pero el primero reconce que fue tan raro que tras cruzar la meta como ganador pensó "que aún quedaba otra vuelta"

Óscar Freire celebra el 25 aniversario de su sorprendente primer Mundial con 23 años: "Los italianos decían, ¿pero quién es el Gómez ese que ha ganado a Ulrich?"

El ciclista cántabro llegó al Mundial de 1999 como un desconocido y salió como una gran estrella mundial.

Se cumplen 25 años de la mayor sorpresa de la historia del ciclismo español. Un chaval de 23 años al que no conocía apenas nadie a nivel internacional supo imponerse en el Mundial de Verona a un ramillete impresionante de grandes estrellas y dio el pistoletazo de salida a una carrera internacional trufada de numerosos triunfos de prestigio.

 


En 1999 emergió de manera inesperada el talento de un ciclista cántabro con un impresionante golpe de pedal en la lucha al sprint y con una enorme inteligencia para leer las carreras de un día. Óscar Freire recuerda en una entrevista con El diario Montañés como en la meta del Mundial de Verona los compañeros y los aficionados no daban crédito a su exhibición: "Recuerdo que decían, ¿pero quién es el Gómez ese que ha ganado a Ulrich?".

 

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El tricampeón mundial iba ese día integrad en un grupo con mitos como Jan Ulrich y Frank Vanderbroucke se vigilan y Oscar Camenzind, campeón del mundo en Valkenburg un año antes. Los kilómetros pasaban y nadie parecía liderar: "Ataqué a falta de 700 metros. Sabía que si atacaba desde atrás nadie va a ir a por ti, porque el que vaya a buscarte no gana. Ataqué, vi la distancia y sabía que podía ganar".

 


"No me conocía nadie"

 

 

Óscar Freire aprovechó su anonimato: "En ese momento no me conocía nadie. No sabían ni mi apellido, me decían Gómez. La frase que más escuchaba ¿Quién es el españolito este? En carrera fue raro. Veían que pasaban las vueltas y que yo aguantaba pero no me pedían relevos porque no me conocían, me dejaban tranquilo y nada...".

 


El ciclista cántabro no llegaba con confinza a esa carrera porque "había estado lesionado toda la temporada". Sin embargo, esa carrera le cambió la vida por completo: "No me tenían controlado así que iba ahí y nadie me decía nada. Pensaba que hacer sexto o séptimo ya era un gran resultado, pero de repente en la última vuelta solo pensaba en ganar, no sabía cómo, pero solo quería ganar.

 

 

En ese momento, pese a su escasa experiencia profesional, le perdió el respeto por completo a todas las grandes estrellas: "Era un final que había hecho mil veces; en cadetes, juveniles y ahora en profesionales. A otro nivel y con otros rivales, pero el mismo. Si hubiera salido alguien a por mí, habría parado y me la hubiera jugado al sprint, pero no salió nadie. Iba penúltimo y arranqué".

 

 

"Crucé la meta y no sabía si quedaba otra vuelta"

 


Recuerda que fueron 700 metros de dolor, con las piernas a fuego:  "Fue cruzar la meta y no sabía si faltaba otra vuelta, si había ganado de verdad... Todo me quedaba grande. Un momento inolvidable".

 


 Era Campeón del Mundo de ciclismo. Acababa de darle la vuelta a la historia pero no supo asumirlo de manera corecta: "No lo disfruté como lo hice en el segundo y en el tercer Mundial. Todo fue rápido y estrés. Al día siguiente no había dormido ni una hora. En el segundo ya sabía lo que era ganar un Mundial y fue otra historia".

 


 Todo fue por sorpresa. Los periodistas no sabían decir su nombre, los rivales no le conocían y hasta la organización suspiraba: "Claro, que ganase en Italia un desconocido era hasta un problema para ellos. Deslucía la carrera y el palmarés. La tercera vez fue distinto; quién iba a decir que se repetiría la ciudad y el ganador. Entonces ya el que ganó era la tercera vez que lo hacía. Entonces les pareció otra cosa".

 

 

Freire echa la vista atrás y se sitúa un día después de aquella victoria en Verona: "No dormí. Fui a los pocos días a correr el Giro de Lombardía y me metí en una escapada y nos cogieron a 30 kilómetros. La gente empezó a pensar: 'Igual ese español no era un cualquiera".

 

 

"Mi vida cambió por completo"

 

 

Tras su sorprendente triunfo todos los que no le conocían un día antes, querían hacerlo un día después y le fichó un gigante como Mapei: "Tenía una estructura enorme. Tradición de equipo, de ganadores... Lo tenía todo. Mi vida cambió por completo. Era una escuadra en la que se iba a correr la París Roubaix y hacían primero, segundo y tercero. Y tenía lanzándome en un sprint a Bartoli o a Museeuw. Cuando fiché por Mapei, los españoles se interesaron por mí, pero estaban muy lejos de lo que me ofrecían los extranjeros".

 


Freire lamenta la oportunidad en su carrera de haber ganado un cuarto título mundial que tuvo cerca: "No se puede volver atrás, pero creo que con la selección de aquel día, o la de Verona, en 2004, podría haber ganado el cuarto Mundial".

 

 

Freire admite que antes de 1999 "los españoles no querían ni ir a la selección. Después de eso todo cambió. Empezamos a correr como equipo y se vio; en Lisboa, en Verona o en Canadá (2003) se vio que podía ganar un español y que todos hacían su trabajo".

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