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Jueves, 26 de Septiembre de 2024
El mito español del triatlón reconoce que llevaba tiempo sin sentirse cómodo y reconoce que tardó demasiado tiempo en pasarse a competir en las pruebas de distancia ironman

Gómez Noya justifica su retirada porque "no quería que ir a las carreras se convirtiese en un trabajo, no motivaba seguir al 80 % y luchar por el 12.º o 15.º puesto"

El pentacampeón mundial de triatlón ya no disfrutaba de la competición y su pasión se estaba convirtiendo en un trabajo.

Con 41 años y tras una brillante carrera de 26 años en el triatlón de elite Javier Gómez Noya ha decidido decir adiós y tomarse la vida con más calma. El mito español llevaba un tiempo madurando la decisión, no se encontraba cómodo y le costaba encontrar la motivación para entrenar muchas horas. El pentacampeón mundial de triatlón explica en una entrevista con La Voz de Galicia su decisión y agradece a su deporte haberle dado tanto.

 

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"Fue un proceso e influyen diferentes factores. Tuve más lesiones de las habituales, me costó más rendir, recuperarme de esos problemas y recobrar la forma como me gustaría; y no tenía la misma ilusión por las carreras. Soy profesional, pero no quería que ir a las carreras se convirtiese en un trabajo. Nunca vi así el triatlón, aunque sea chocante. A mí me gustaba dedicar todo el día al triatlón, y ahora la competición ya no me generaba esa excitación, nerviosismo o motivación extra. Ya no podía alcanzar el nivel que quería. Tuve muchos problemas físicos y eso me fue desgastando, porque la alta competición genera estrés y te sientes impotente al no poder alcanzar un nivel que te llene", indica Javier Gómez Noya.

 

 

Un triatleta con el currículum de Gómez Noya no se sentía cómo siendo uno más en cada carrera: "Durante 20 años te acostumbras a un nivel y ahora no me motivaba seguir al 80 % y ser el 12.º o 15.º. Prefiero apartarme y disfrutar de otra manera del triatlón".

 

 


El mito gallego está orgulloso de lo que ha aportado a su depoirte: "Parte de mi legado es atraer mucha gente a nuestro deporte. Cuando estuve a mi mejor nivel, los duelos con los Brownlee generaron afición y atrajeron a jóvenes y mayores. Tenemos algo de culpa Iván Raña, Ana Burgos, Ainhoa Murua y yo, como los primeros. Eso me llena mucho".

 

 

"Para rendir en ironman debí pasarme tras los Juegos de 2012"

 

 

La carrera de Javier Gómez noya es un 'milagro' ya que hace 25 años todo apuntaba a una retirada prematura debido a un problema de salud: "Me pusieron muchas trabas y lo normal era que lo hubiera dejado en 1999, pero peleé por mi sueño. Mi sueño solo era ser triatleta, hacer mi deporte, sin ganar nada, así que me voy muy feliz. Con el apoyo de mucha gente pude hacer triatlón, pero no fue un camino fácil, luego tuve rivales, lesiones, buenos momentos y malos, ya lo típico.

 

 

El pentacampeón mundial elige los cinco mejores momentos de su carrera: "El título en Queenstown [en el Mundial sub-23 en el 2003], porque fue mi primera gran victoria y me consideré ya triatleta profesional. Luego me llenó el Mundial de Vancouver 2008, al ser el primero absoluto. El esprint para ganar el de Londres 2013 fue un momento muy intenso, como también el título del 2015. Los dos fines de semana seguidos del 2014, cuando gané en Edmonton el Mundial de distancia olímpica y en unos días el de 70.3. Y el último recuerdo emotivo fue ganar el Mundial de larga distancia en Pontevedra en el 2019 con Pablo Dapena segundo, en una carrera de nivel; eso fue irrepetible".

 

 

 

Javier Gómez Noya dedidcó los últimos años de su carrera a competir en pruebas de distancia ironman, pero reconoce que se pasó tarde a ese tipo de competicviones para poder haber conseguido rendir a más alto nivel: "Para rendir al máximo en ironman debí haberme pasado después de los Juegos de Londres, con 29 años. Es la edad óptima para aprender y progresar en la larga distancia. Pero mi preferida era la olímpica, por eso seguí más tiempo, y no me arrepiento. Después de Londres 2012 gané tres Mundiales más. Al ironman me pasé algo tarde, y solo una temporada: no me convenció, y ya veía los Juegos de Tokio de reojo, donde luego no hice una buena competición. Todas estas decisiones me llevaron a tener el mejor palmarés de distancia olímpica; si hubiese querido destacar en ironman, debí cambiarme antes de los 30 años".

 

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