Así salvaron de una muerte segura tres corredores de montaña a Irene Sarrionandia, pionera en las carreras de montaña en España, en el Trail Valle de Tena con una grave hipotermia a más de 3.000 metros, cero grados y sin posibilidad de ser rescatada por el helicóptero de rescate de la Guardia Civil por la espesa niebla
"Nos dijo: "Llamad a mi hija que corre también este trail y decidle que me quedo aquí a morirme" y le contesté: "Tú hoy no te me mueres".
La legendaria Irene Sarrionandia vivió el peor momento de su carrera deportiva en el Trail Valle del Tena y salvó la vida de milagro gracias a tres ángeles de la guarda.
Irene Sarrionandia tiene de 75 años, es una de las pioneras del trail running español y es una luchadora, como lo demuestra su amplia experiencia, aún en pleno vigor, como corredora de trails de montaña. Este pasado sábado tomaba la línea de salida una vez más en la 4K Trail Valle de Tena, decidida a completar los 42,5 kilómetros de recorrido con 3.510 metros de desnivel positivo, sin embargo el mal tiempo reinante en la zona le jugaba una mala pasada.
Según relata el Heraldo de Aragón, en el Garmo Negro a 3.000 metros se mascó una tragedia. Una cuestión de vida o muerte, pero con el mejor final posible gracias al auxilio vital de dos corredore de montaña aragoneses Daniel de la Iglesia y José Miguel García que ejercieron de ángeles de la guarda de la veterana corredora.
![[Img #60224]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/09_2024/5951_tena-1.jpg)
"Nos dijo que no sabía lo que le pasaba"
El paradisíaco entorno de Panticosa mostró su cara infernal este pasado sábado en uno de los eventos de carreras de montaña referentes a nivel nacional: el Trail Valle de Tena, que celebraba su novena edición y albergaba hasta cinco pruebas distintas. Fue en la carrera de 4K (42,5 kilómetros, 3.510 metros de desnivel positivo y una duración aproximada de ocho horas) donde se produjo uno de esos incidentes que paralizan el tiempo en mitad del desamparo de la alta montaña: la corredora guipuzcoana Irene Sarrionandia, de 75 años, estaba padeciendo una grave hipotermia en la cresta del Garmo Negro, la primera ascensión de la prueba que obligaba a coronar la cumbre situada a 3.051 metros.
Daniel de la Iglesia y José Miguel García, amigos de Zaragoza que se encontraban compitiendo aquella 4K, avistaron el percance a unos 20 metros de la cima. Daniel cuenta que "a medida que ascendíamos, las condiciones meteorológicas empeoraban y la temperatura bajaba. Cuando llevábamos dos horas y media de carrera, -sobre las 10.30 del sábado-, ya estábamos arriba, y las condiciones eran totalmente adversas", además de que se preveía un 80% de probabilidad de lluvia.
"A pocos de metros de coronar y comenzar la bajada, estábamos con una sensación térmica de bajo cero. Una señora mayor, que es bastante famosa en el mundo del trail porque lleva muchos años corriendo carreras de montaña -casi 50-, estaba delante y empezó a decir que no sabía lo que le pasaba, que no estaba bien, que no podía seguir...", define Daniel, que mantuvo un estremecedor diálogo con Irene: "Nos dijo: Llamad a mi hija y decidle que me quedo aquí a morirme. Yo le contesté: Tú hoy no te me mueres".
![[Img #60225]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/09_2024/4564_tena-2-min.jpg)
"Las condiciones del rescate eran imposibles"
El corredor aragonés dibuja la escena de este modo: "Mi compañero, José, la agarró y le ayudó a seguir hacia adelante. Yo le cogí los bastones. Intentamos avanzar unos metros, pero llegó un momento en el que la mujer se paró y empezó a decir que no podía más, que se estaba viendo muy mal, muy apurada. Buscamos el sitio que pudimos para dejarla en el suelo, le sacamos la manta térmica y empezamos a envolverla. Yo me quité la braga que llevaba en el cuello para ponérsela en el cabeza y que no perdiera temperatura. También le pusimos la capucha, que se la había quitado. Hacía muchísimo aire y las mantas se volaban, y José y yo nos pusimos al lado suyo e intentamos que no perdiera más calor". Conmovedora descripción. Todo, en apenas diez minutos.
Mientras la gente atravesaba aquel tramo de la carrera, "les decíamos que un poco mas adelante estaba el punto de control y que avisaran a alguien". Entretanto, por ahí apareció Pablo, un excursionista valenciano: "Nos dijo que era enfermero. Nunca había tratado una hipotermia, pero sabía más o menos qué hacer". Fue entonces cuando el sanitario y Daniel se acostaron a los lados de Irene: "Le pusimos dos mantas más, le quitamos los calcetines húmedos y le pusimos unos secos. Luego, le cubrimos los pies dentro de la manta para que estuviera bien tapada, y José, mientras, empezó a llamar a la organización".
Daniel relata que, en ese momento, Pablo dijo que "había que llamar a un helicóptero pero, ahí, las condiciones del rescate eran imposibles. Estábamos dentro de la nube, y el helicóptero no se veía ni a cinco metros". No podían esperar más tiempo para comunicar a dirección de carrera todo lo que estaba aconteciendo: "Hablamos con ellos y nos dijeron que, para hacer viable el rescate, teníamos que bajar a una cota en la que el helicóptero tuviera visibilidad". Una comunicación que llegó justo cuando aparecía el escoba de la carrera, que marcaba las tres horas de prueba desde su comienzo.
"Estaba fría por completo, tiesa"
La temperatura rozaba los 0º y "aunque teníamos guantes, íbamos en pantalones cortos, y nosotros también empezábamos a quedarnos fríos. Se pararon otros tres excursionistas y pudimos abrigar todavía más a Irene para que cogiera temperatura". No había otra opción, y la expedición que se había conformado -Daniel y José, junto a Irene y los tres montañeros- decidió bajar hasta una altitud donde se pudiera producir el rescate. Desde luego, todos estaban fuera del tiempo de carrera desde hace varios minutos, pero importaba más bien poco.
"La pusimos en pie como pudimos. Estaba fría por completo, tiesa", describe Daniel. "Empezamos a moverla y comenzamos a bajar. Poco a poco, con la ropa que le habíamos ido poniendo, las mantas y el movimiento, Irene empezó a mejorar. Tuvimos que descender unos 500 metros de desnivel", lo que permitió a la corredora de 75 años recuperarse. El deportista zaragozano cuenta que, entonces, fueron interceptados por "un voluntario de carrera", que les avisó de que llegaba el helicóptero y se iba a proceder al rescate: "Siguieron todo el curso de la carrera y nos empezaron a buscar. Al final, llegó el GREIM -Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña-, cogieron a la mujer, la metieron en el helicóptero y se la llevaron".
Más de dos horas después del origen de todo, se produjo la intervención tan esperada. Daniel y José descendieron hasta los Baños, desde donde comenzaba la 4K, y les transmitieron que "ya habían bajado a Irene a Panticosa, se le había hecho todo el protocolo, la revisión medica y que estaba bien", detalla Daniel, que, junto con José Miguel, fueron trasladados hasta su coche. Desde ahí, vuelta a Zaragoza después de una jornada tan imprevista como inolvidable. Un regreso temporal a la capital aragonesa porque la organización del Trail Valle de Tena les obsequió con una invitación para la carrera del año que viene. Bravo por todos.
Irene Sarrionandia tiene de 75 años, es una de las pioneras del trail running español y es una luchadora, como lo demuestra su amplia experiencia, aún en pleno vigor, como corredora de trails de montaña. Este pasado sábado tomaba la línea de salida una vez más en la 4K Trail Valle de Tena, decidida a completar los 42,5 kilómetros de recorrido con 3.510 metros de desnivel positivo, sin embargo el mal tiempo reinante en la zona le jugaba una mala pasada.
Según relata el Heraldo de Aragón, en el Garmo Negro a 3.000 metros se mascó una tragedia. Una cuestión de vida o muerte, pero con el mejor final posible gracias al auxilio vital de dos corredore de montaña aragoneses Daniel de la Iglesia y José Miguel García que ejercieron de ángeles de la guarda de la veterana corredora.
"Nos dijo que no sabía lo que le pasaba"
El paradisíaco entorno de Panticosa mostró su cara infernal este pasado sábado en uno de los eventos de carreras de montaña referentes a nivel nacional: el Trail Valle de Tena, que celebraba su novena edición y albergaba hasta cinco pruebas distintas. Fue en la carrera de 4K (42,5 kilómetros, 3.510 metros de desnivel positivo y una duración aproximada de ocho horas) donde se produjo uno de esos incidentes que paralizan el tiempo en mitad del desamparo de la alta montaña: la corredora guipuzcoana Irene Sarrionandia, de 75 años, estaba padeciendo una grave hipotermia en la cresta del Garmo Negro, la primera ascensión de la prueba que obligaba a coronar la cumbre situada a 3.051 metros.
Daniel de la Iglesia y José Miguel García, amigos de Zaragoza que se encontraban compitiendo aquella 4K, avistaron el percance a unos 20 metros de la cima. Daniel cuenta que "a medida que ascendíamos, las condiciones meteorológicas empeoraban y la temperatura bajaba. Cuando llevábamos dos horas y media de carrera, -sobre las 10.30 del sábado-, ya estábamos arriba, y las condiciones eran totalmente adversas", además de que se preveía un 80% de probabilidad de lluvia.
"A pocos de metros de coronar y comenzar la bajada, estábamos con una sensación térmica de bajo cero. Una señora mayor, que es bastante famosa en el mundo del trail porque lleva muchos años corriendo carreras de montaña -casi 50-, estaba delante y empezó a decir que no sabía lo que le pasaba, que no estaba bien, que no podía seguir...", define Daniel, que mantuvo un estremecedor diálogo con Irene: "Nos dijo: Llamad a mi hija y decidle que me quedo aquí a morirme. Yo le contesté: Tú hoy no te me mueres".
"Las condiciones del rescate eran imposibles"
El corredor aragonés dibuja la escena de este modo: "Mi compañero, José, la agarró y le ayudó a seguir hacia adelante. Yo le cogí los bastones. Intentamos avanzar unos metros, pero llegó un momento en el que la mujer se paró y empezó a decir que no podía más, que se estaba viendo muy mal, muy apurada. Buscamos el sitio que pudimos para dejarla en el suelo, le sacamos la manta térmica y empezamos a envolverla. Yo me quité la braga que llevaba en el cuello para ponérsela en el cabeza y que no perdiera temperatura. También le pusimos la capucha, que se la había quitado. Hacía muchísimo aire y las mantas se volaban, y José y yo nos pusimos al lado suyo e intentamos que no perdiera más calor". Conmovedora descripción. Todo, en apenas diez minutos.
Mientras la gente atravesaba aquel tramo de la carrera, "les decíamos que un poco mas adelante estaba el punto de control y que avisaran a alguien". Entretanto, por ahí apareció Pablo, un excursionista valenciano: "Nos dijo que era enfermero. Nunca había tratado una hipotermia, pero sabía más o menos qué hacer". Fue entonces cuando el sanitario y Daniel se acostaron a los lados de Irene: "Le pusimos dos mantas más, le quitamos los calcetines húmedos y le pusimos unos secos. Luego, le cubrimos los pies dentro de la manta para que estuviera bien tapada, y José, mientras, empezó a llamar a la organización".
Daniel relata que, en ese momento, Pablo dijo que "había que llamar a un helicóptero pero, ahí, las condiciones del rescate eran imposibles. Estábamos dentro de la nube, y el helicóptero no se veía ni a cinco metros". No podían esperar más tiempo para comunicar a dirección de carrera todo lo que estaba aconteciendo: "Hablamos con ellos y nos dijeron que, para hacer viable el rescate, teníamos que bajar a una cota en la que el helicóptero tuviera visibilidad". Una comunicación que llegó justo cuando aparecía el escoba de la carrera, que marcaba las tres horas de prueba desde su comienzo.
"Estaba fría por completo, tiesa"
La temperatura rozaba los 0º y "aunque teníamos guantes, íbamos en pantalones cortos, y nosotros también empezábamos a quedarnos fríos. Se pararon otros tres excursionistas y pudimos abrigar todavía más a Irene para que cogiera temperatura". No había otra opción, y la expedición que se había conformado -Daniel y José, junto a Irene y los tres montañeros- decidió bajar hasta una altitud donde se pudiera producir el rescate. Desde luego, todos estaban fuera del tiempo de carrera desde hace varios minutos, pero importaba más bien poco.
"La pusimos en pie como pudimos. Estaba fría por completo, tiesa", describe Daniel. "Empezamos a moverla y comenzamos a bajar. Poco a poco, con la ropa que le habíamos ido poniendo, las mantas y el movimiento, Irene empezó a mejorar. Tuvimos que descender unos 500 metros de desnivel", lo que permitió a la corredora de 75 años recuperarse. El deportista zaragozano cuenta que, entonces, fueron interceptados por "un voluntario de carrera", que les avisó de que llegaba el helicóptero y se iba a proceder al rescate: "Siguieron todo el curso de la carrera y nos empezaron a buscar. Al final, llegó el GREIM -Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña-, cogieron a la mujer, la metieron en el helicóptero y se la llevaron".
Más de dos horas después del origen de todo, se produjo la intervención tan esperada. Daniel y José descendieron hasta los Baños, desde donde comenzaba la 4K, y les transmitieron que "ya habían bajado a Irene a Panticosa, se le había hecho todo el protocolo, la revisión medica y que estaba bien", detalla Daniel, que, junto con José Miguel, fueron trasladados hasta su coche. Desde ahí, vuelta a Zaragoza después de una jornada tan imprevista como inolvidable. Un regreso temporal a la capital aragonesa porque la organización del Trail Valle de Tena les obsequió con una invitación para la carrera del año que viene. Bravo por todos.
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