Se cumplen 40 años de la primera y rara experiencia olímpica del pentacampeón del Tour de Francia a la que acudió a unos meses de iniciar su carrera profesional en Reynolds
Así fue el desconocido y decepcionante debut olímpico de Miguel Induráin como ciclista amateur con 20 años en los Juegos de Los Ángeles 1984
La leyenda del ciclismo español cerró su carrera profesional con un oro olímpico pero pocos recuerdan que su primera experiencia olímpica fue en 1984 y no fue precisamente un éxito.
Todos los aficionados al ciclismo y a Miguel Induráin recuerdan cómo el ciclista navarro acabó con brillantez su carrera con una medalla de oro en la prueba contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996. Meses después anunció que abandonaba con 32 años el pelotón profesional. Sin embargo, pocos tienen en mente que su debut olímpico fue 12 años antes en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y que la experiencia fue rica pero decepcionante para el mito del ciclismo español.
![[Img #59939]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/07_2024/2972_indurain-1-min.jpg)
Un fornido ciclista navarro que había ganado un mes antes el Campeonato de España amateur fue seleccionado hace justo 40 años para formar parte de la selección española que iba a tomar parte en la prueba en ruta por las carreteras alrededor de la ciudad de Los Ángeles. en ese momento nadie pensaba que ese tal Miguel Induráin iba a convertirse en una de los mejores ciclistas de la historia, se le veía más como un buen rodador, alto, potente y con cierta capacidad para rendir contra el crono.
Un mes después debutó como profesional en Reynolds con 20 años
A esa cita olímpica viajó un Miguel Induráin de solo 20 años con muy poca experiencia internacional pero con un contrato ilusionante como profesional para comenzar en septiembre su etapa profesional en el equipo Reynolds bajo la batuta del legendario José Miguel Echávarri.
En España a muy pocos les ilusionaba la selección española de ciclismo que acudía a una prueba en la que en esa época no podían participar los ciclistas profesionales. Junto a Indurain viajaron Francisco Antequera, Manuel Domínguez y José Sanchís. Aunque la prueba de ciclismo en ruta tenía lugar la mañana siguiente a la ceremonia de apertura, al menos pudieron vivir el ambiente de la villa olímpica y mezclarse con otros deportistas en esta aventura de vida.
Ninguna de las escasas pero muy recomendables biografías escritas de Miguel Indurain hacen hincapié en esta primera y poco conocida incursión olímpica. Tal vez haya poco que contar, porque ni tan siquiera acabó la carrera tal y como le sucedió a casi todo el olímpico español salvo a Paco Antequera, quien finalizó en una honrosa 23ª posición a once minutos y medio del ganador en una prueba que sólo completaron 55 ciclistas.
Induráin solo aguantó una pocas vueltas del circuito
A Miguel Indurain, en cambio, se le vio fugazmente y acabó pasando totalmente desapercibido en aquel trazado olímpico de 190 kilómetros. Aunque apenas completó unas pocas vueltas de las 12 que tenía el circuito, en cierta medida vivió una valiosa experiencia para el futuro de todo lo que iba a vivir y especialmente ganar muy poco tiempo después. Doce años y cinco Tour de Francia o dos Giro de Italia ganados después, Miguelón también se colgó un oro en suelo estadounidense. Fue el final de su reinado mientras que el oro de Grewal en Los Ángeles 84 fue, muy a su pesar y dicho con todo el respeto del mundo, el principio de casi nada. "En esa época no preparábamos específicamente una prueba como esa. En mi caso llegué muy mal entrenado", recuerda Miguel Induráin.
De esa prueba basta con bucear por las clasificaciones y alguna crónica de la época para encontrar que en aquella lista de participantes de la prueba de ruta hubo ciclistas con historia aún por hacer y que hoy en día merecen ser recordadas. Por ejemplo, si Antequera -seleccionador posterior en los tres Mundiales que ganó Óscar Freire- salvó la honra española, otros que lograron llegar a meta labraron posteriormente una notable carrera. A saber: el colombiano Fabio Parra en 21ª posición o el mexicano Raúl Alcalá rozando el top ten, demostrando entonces que iba a ser un corredor duro.
La gloria aquella tarde fue para Alexi Grewal, quien se impuso en un intensísimo final al canadiense Steve Bauer. Aquella medalla de plata hizo carrera en Europa, llegando a ser líder del Tour de Francia y coleccionando un interesante palmarés además de estar luchando por grandes clásicas como la París-Roubaix. El bronce en cuestión fue para el noruego Otto Lauritzen, quien años después se ganaría la vida como notable rodador llegando a ganar una etapa de la Vuelta a España en 1993 y antes, en 1987 tuvo el honor de ser el primer ciclista de su país en ganar una etapa en el Tour de Francia. Nada menos que en Luz Ardiden.
Todos los aficionados al ciclismo y a Miguel Induráin recuerdan cómo el ciclista navarro acabó con brillantez su carrera con una medalla de oro en la prueba contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996. Meses después anunció que abandonaba con 32 años el pelotón profesional. Sin embargo, pocos tienen en mente que su debut olímpico fue 12 años antes en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y que la experiencia fue rica pero decepcionante para el mito del ciclismo español.
Un fornido ciclista navarro que había ganado un mes antes el Campeonato de España amateur fue seleccionado hace justo 40 años para formar parte de la selección española que iba a tomar parte en la prueba en ruta por las carreteras alrededor de la ciudad de Los Ángeles. en ese momento nadie pensaba que ese tal Miguel Induráin iba a convertirse en una de los mejores ciclistas de la historia, se le veía más como un buen rodador, alto, potente y con cierta capacidad para rendir contra el crono.
Un mes después debutó como profesional en Reynolds con 20 años
A esa cita olímpica viajó un Miguel Induráin de solo 20 años con muy poca experiencia internacional pero con un contrato ilusionante como profesional para comenzar en septiembre su etapa profesional en el equipo Reynolds bajo la batuta del legendario José Miguel Echávarri.
En España a muy pocos les ilusionaba la selección española de ciclismo que acudía a una prueba en la que en esa época no podían participar los ciclistas profesionales. Junto a Indurain viajaron Francisco Antequera, Manuel Domínguez y José Sanchís. Aunque la prueba de ciclismo en ruta tenía lugar la mañana siguiente a la ceremonia de apertura, al menos pudieron vivir el ambiente de la villa olímpica y mezclarse con otros deportistas en esta aventura de vida.
Ninguna de las escasas pero muy recomendables biografías escritas de Miguel Indurain hacen hincapié en esta primera y poco conocida incursión olímpica. Tal vez haya poco que contar, porque ni tan siquiera acabó la carrera tal y como le sucedió a casi todo el olímpico español salvo a Paco Antequera, quien finalizó en una honrosa 23ª posición a once minutos y medio del ganador en una prueba que sólo completaron 55 ciclistas.
Induráin solo aguantó una pocas vueltas del circuito
A Miguel Indurain, en cambio, se le vio fugazmente y acabó pasando totalmente desapercibido en aquel trazado olímpico de 190 kilómetros. Aunque apenas completó unas pocas vueltas de las 12 que tenía el circuito, en cierta medida vivió una valiosa experiencia para el futuro de todo lo que iba a vivir y especialmente ganar muy poco tiempo después. Doce años y cinco Tour de Francia o dos Giro de Italia ganados después, Miguelón también se colgó un oro en suelo estadounidense. Fue el final de su reinado mientras que el oro de Grewal en Los Ángeles 84 fue, muy a su pesar y dicho con todo el respeto del mundo, el principio de casi nada. "En esa época no preparábamos específicamente una prueba como esa. En mi caso llegué muy mal entrenado", recuerda Miguel Induráin.
De esa prueba basta con bucear por las clasificaciones y alguna crónica de la época para encontrar que en aquella lista de participantes de la prueba de ruta hubo ciclistas con historia aún por hacer y que hoy en día merecen ser recordadas. Por ejemplo, si Antequera -seleccionador posterior en los tres Mundiales que ganó Óscar Freire- salvó la honra española, otros que lograron llegar a meta labraron posteriormente una notable carrera. A saber: el colombiano Fabio Parra en 21ª posición o el mexicano Raúl Alcalá rozando el top ten, demostrando entonces que iba a ser un corredor duro.
La gloria aquella tarde fue para Alexi Grewal, quien se impuso en un intensísimo final al canadiense Steve Bauer. Aquella medalla de plata hizo carrera en Europa, llegando a ser líder del Tour de Francia y coleccionando un interesante palmarés además de estar luchando por grandes clásicas como la París-Roubaix. El bronce en cuestión fue para el noruego Otto Lauritzen, quien años después se ganaría la vida como notable rodador llegando a ganar una etapa de la Vuelta a España en 1993 y antes, en 1987 tuvo el honor de ser el primer ciclista de su país en ganar una etapa en el Tour de Francia. Nada menos que en Luz Ardiden.
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