Así fue la puñalada de Froome en el Tour de 2017 que nunca ha olvidado Mikel Landa y le hizo "perder un poco la fe en la bondad del ser humano"

2015 fue el año de su explosión pero 2017 fue el año en el que Mikel Landa se dio cuenta de que podía estar a la altura de las grandes estrellas del ciclismo mundial. En ese Tour se sintió más fuerte que nunca, acabó en una destacable cuarta plaza pero entiende que el equipp Sky y su líder Chris Froome, le fallaron y le impidieron conseguir un podio que cree que merecía por su estado de forma.

Siete años después el ciclista vitoriano aún siente con dolor la incomprensible puñalada que le asestó el cuatro veces ganador del Tour pese a que había trabajado para él como gregario de manera leal y entregada.

La traición de Chris Froome llegó en la decisiva etapa del Izoard, donde iba escapado Landa: "En esa etapa me encontraba muy bien, estaba tomando tiempo a los dos ciclistas que estaban en plaza de podio en ese momento y no podían restarme tiempo".

Landa no entiende la reacción que tuvo su compañero Froome, ya que decidió trabajar para Bardet y Urán cuando su triunfo en la general estaba ya cantada: "Si Bardet y Urán no habían venido antes a por mí, creo que era porque no podían, y tampoco se ponían de acuerdo para echarme mano a relevos. Ese fue uno de los días clave. Me dio pena porque en ningún momento se había visto peligrar el Tour de Froome, pero yo no tuve esa recompensa o ese premio...".

"Perdí la fe en la bondad del ser humano"

Esa acción del ciclista británico dejó descolocado a Landa, ya que considera que merecía otro trato. Asegura que hablaron después de ese 'incidente' pero ya no había nada que hacer: "Desde el primer momento, Brailsford, el jefe del Sky,  manejó muy bien la situación, nos obligó a comunicarnos mucho, a no guardarnos nada, y por mi parte, y supongo que por la suya también, lo hablamos todo para que no hubiera malos rollos. Veníamos todos a una, y así era pero...".

El 'palo' que recibió por parte de Froome reconoce que le hizo "perder un poco la fe en la bondad innata del ser humano. Siempre he intentado dar lo mejor por mis líderes y por mis compañeros. Y a veces esperas ese retorno, pero hay gente poco agradecida. No por la cabeza de todos pasa lo mismo ni las situaciones son las mismas. El mismo día del Izoard yo podía haber levantado el pie cuando me cogieron, me podía haber puesto a rueda y no me habría descolgado 12s... Pero me puse delante y tiré, que era lo que Froome quería, aunque tampoco iba tan bien... Me decía que fuera más lento, más lento. Aquel día me dio mucha rabia porque se me sacrificó sin sacar un beneficio para el equipo. En ningún momento peligraba el Tour de Froome y no haberle sacado beneficio a romperme, a sacrificar mi aspiración... me duele, sí, me da pena".

A pesar de acabar algo frustrado por la falta de confianza del Sky en algunos momentos, ese Tour de 2017 le cambió por completo como ciclista: "Llegué a ese Tour con muchas dudas. ¿Cómo iba a estar? ¿Cómo no iba a estar? La primera semana tocó sufrir porque no estaba del todo bien pero tenía que pelear para estar arriba en la general para ser un corredor clave. La segunda semana tuve unas piernas muy buenas, y esta última, pues ya he notado un poquito el Giro. Y todo, en efecto, me reforzó. Y la fortaleza que tuve tanto en el Giro como el tour marcó un punto y aparte, sí".