El hermano del pentacampeón del Tour de Francia saca a la luz algo que sólo hacía el ciclista navarro y que le servía “para estar tranquilo aunque sus rivales plantearan una guerra como las que vivió en el Giro de 1992 y 1993 en los que ganó sobrado"
Pruden Induráin recuerda como su hermano Miguel "desesperaba a todos los ciclistas italianos en el Giro y le bastaba en la montaña con una simple mirada..." para asustarles
Ya se han cumplido 33 años del primer triunfo de Miguel Indurain en el Giro de Italia, una carrera en la que el navarro destrozó las ilusiones de los italianos tras sacar 5’12’’ a su gran estrella, Claudio Chiappucci y 7’16’’ al defensor del título, Franco Chioccioli.
Pruden Indurain, hermano del mejor ciclista español de la historia, recuerda como el ciclista navarro desesperaba a los ciclistas italianos en el Giro de Italia, carrera que ganó en 1992 y 1993. “Le atacaban en todos los sitios. Pero Miguel siempre estaba tranquilo. Hablaba poco, le bastaba con una mirada, un gesto o una forma determinada de pedalear”, comenta el hermano del doble ganador del Giro.
Ya se han cumplido 33 años del primer triunfo de Miguel Indurain en el Giro de Italia, una carrera en la que el navarro destrozó las ilusiones de los italianos tras sacar 5’12’’ a su gran estrella, Claudio Chiappucci y 7’16’’ al defensor del título, Franco Chioccioli.
En esa edición del Giro de Italia Miguel Indurain ejerció un dominio total ya que se enfundó la maglia rosa en la segunda etapa e impuso su ley en los días posteriores en las etapas de montaña y en la contrarreloj.
![[Img #58230]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/12_2023/1724_1.jpg)
Prudencio Indurain, hermano y gregario de Miguel en sus dos triunfos en el Giro, recuerda como los ciclistas italianos le atacaban constantemente pero el navarro ni se inmutaba. “Los escaladores, los expertos en clásicas y los sprinters no dejaban escapar sus ocasiones. Los italianos querían ganar en su casa, pero Miguel nunca se estresó. Yo siempre tenía que estar cerca de él porque llevábamos las bicicletas con las mismas medidas y en caso de avería o accidente debía cederle la mía. Estaba pegado a él. No sólo dormíamos juntos en casa, sino también en los hoteles”, comenta Pruden.
Pruden Indurain recuerda que la etapa clave fue la 10ª, una jornada en los Apeninos en la que Chioccioli intentó descolgar a Miguel pero sucedió lo contrario. “Recuerdo que los italianos la querían liar, desde abajo de puerto apretó mucho Chioccioli, pero Miguel supo controlar bien imponiendo un ritmo sostenido. Poco a poco fue descolgando a los rivales. La etapa la ganó Lucho Herrera. El único de los favoritos que aguantó a Miguel fue Giovannetti. Chiappucci perdió medio minuto y Chioccioli más de tres minutos”, comenta el hermano y gregario de Miguel Indurain.
![[Img #58231]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/12_2023/6217_2.jpg)
Pruden no recuerda que Miguel pasase algún problema en ese triunfo en el Giro de Italia y cree que lo controló de principio a fin. “Me puede fallar la memoria, pero no recuerdo que Miguel pasara ningún día de crisis. Siempre estaba tranquilo, administrando bien los tiempos, teniendo en cuenta su gran rendimiento en las contrarrelojs. Miguel era como aparecía, muy sencillo. Otros cuando se ponían primeros dormían junto al maillot de líder, pero él lo doblaba y lo dejaba colocadito en la maleta, junto al dorsal, el culote o los guantes. No hubo fiesta especial por el título, hubo cena con las familiares y poco más”, comenta Pruden Indurain.
Fuente: El Mundo
Pruden Indurain, hermano del mejor ciclista español de la historia, recuerda como el ciclista navarro desesperaba a los ciclistas italianos en el Giro de Italia, carrera que ganó en 1992 y 1993. “Le atacaban en todos los sitios. Pero Miguel siempre estaba tranquilo. Hablaba poco, le bastaba con una mirada, un gesto o una forma determinada de pedalear”, comenta el hermano del doble ganador del Giro.
Ya se han cumplido 33 años del primer triunfo de Miguel Indurain en el Giro de Italia, una carrera en la que el navarro destrozó las ilusiones de los italianos tras sacar 5’12’’ a su gran estrella, Claudio Chiappucci y 7’16’’ al defensor del título, Franco Chioccioli.
En esa edición del Giro de Italia Miguel Indurain ejerció un dominio total ya que se enfundó la maglia rosa en la segunda etapa e impuso su ley en los días posteriores en las etapas de montaña y en la contrarreloj.
Prudencio Indurain, hermano y gregario de Miguel en sus dos triunfos en el Giro, recuerda como los ciclistas italianos le atacaban constantemente pero el navarro ni se inmutaba. “Los escaladores, los expertos en clásicas y los sprinters no dejaban escapar sus ocasiones. Los italianos querían ganar en su casa, pero Miguel nunca se estresó. Yo siempre tenía que estar cerca de él porque llevábamos las bicicletas con las mismas medidas y en caso de avería o accidente debía cederle la mía. Estaba pegado a él. No sólo dormíamos juntos en casa, sino también en los hoteles”, comenta Pruden.
Pruden Indurain recuerda que la etapa clave fue la 10ª, una jornada en los Apeninos en la que Chioccioli intentó descolgar a Miguel pero sucedió lo contrario. “Recuerdo que los italianos la querían liar, desde abajo de puerto apretó mucho Chioccioli, pero Miguel supo controlar bien imponiendo un ritmo sostenido. Poco a poco fue descolgando a los rivales. La etapa la ganó Lucho Herrera. El único de los favoritos que aguantó a Miguel fue Giovannetti. Chiappucci perdió medio minuto y Chioccioli más de tres minutos”, comenta el hermano y gregario de Miguel Indurain.
Pruden no recuerda que Miguel pasase algún problema en ese triunfo en el Giro de Italia y cree que lo controló de principio a fin. “Me puede fallar la memoria, pero no recuerdo que Miguel pasara ningún día de crisis. Siempre estaba tranquilo, administrando bien los tiempos, teniendo en cuenta su gran rendimiento en las contrarrelojs. Miguel era como aparecía, muy sencillo. Otros cuando se ponían primeros dormían junto al maillot de líder, pero él lo doblaba y lo dejaba colocadito en la maleta, junto al dorsal, el culote o los guantes. No hubo fiesta especial por el título, hubo cena con las familiares y poco más”, comenta Pruden Indurain.
Fuente: El Mundo
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