Tras años en el infierno, el ciclista alemán anuncia que ha abandonado las adicciones que casi le llevan a la muerte
"Ulrich empezaba a beber a las 6, se fumaba 4 paquetes de tabaco y cocaína todos los días, no superaba que le vieran como un farsante"
Cuando a mediados de la década de los 90 del pasado siglo apareció en el pelotón profesional un tallo alemán tallado en músculos de acero llamado Jan Ullrich, los aficionados pensaron que había irrumpido un clon de Miguel Indurain con acento teutón.Su estilo era similar, machacaba en las cromos y tiraba de potencia en la montaña para aguantar a los escaladores puros.
![[Img #55347]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/01_2023/7879_ullrich-2-min.jpg)
Segundo en el Tour con 23 años y primero con solo 24
Fue segundo en el Tour de 1996 con solo 23 años y los Ganó en 1997 con solo 24. Parecía que iba disparado hacia un época de dominio absoluto, pero no se esperaba que iba a llegar un huracán americano llamado Lance Armstrong que le impidió volver a triunfar en la ronda francesa y sumó cinco subcampeonatos del Tour .
Su leyenda, como la de decenas de ciclista de su época, se derrumbó a causa de su intensa relación con el dopaje. Ser señaladao como uno de los grandes tramposos de la historia cuando él pensaba que iba a ser alzado al olimpo de su deporte, le destruyó hasta niveles apocalípticos.
"Mi corazón estaba roto y mi rodilla destrozada. No eramás que chatarra", recordaba hace poco el ciclista alemán. En 2018 se volvió a saber de él por un suceso escandaloso. En Establiments (Mallorca), Ullrich, armado con una escoba y, según testigos presenciales, en estado de dudosa y precaria sobriedad, allanaba sin autorización la morada de su vecino, el célebre actor y director alemán Til Schweiger. No quedaría ahí la cosa, ya que se conoció también que el ex campeón se había cebado violentamente contra una mujer en un hotel de lujo de Fráncfort. Se trataba de una chica dedicada a la prostitución, a la que Ullrich tras mantener relaciones sexuales intentó estrangular. Fue enviado a una celda alemana, y luego a un psiquiátrico.
![[Img #55348]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/01_2023/4863_ullrich-1-min.jpg)
"No dormía y bebía hasta reventar"
Bruce Reith, cirujano plástico muniqués e íntimo amigo de Ullrich, aireó cómo fue el declive de Ullrich al ser incapaz de asumir su condición de 'apestado' del ciclismo: "Jan fumaba como un carretero, apenas dormía y bebía hasta reventar".
Los amigos de Ullrich aseguran que todo lo que le ocurrió traa dejar el ciclismo provenía de su débil cabeza, "de su incapacidad de aceptar la humillación que para él supuso ser declarado oficialmente un tramposo y un estafador" tan sólo por desear lo que todos desean: el éxito y la gloria.
Ullrich vive desde 2007, el año de su retirada oficial, con la infeliz conciencia de ser un falso culpable; pero no porque él se considere inocente y acuse a los demás de una conspiración contra su persona, sino porque tiene la firme convicción de que todos sus compañeros son igual de culpables y que le eligieron a él para dar ejemplo y expiar así los pecados del entero pelotón.
Sin embargo, sería injusto achacar sus adicciones actuales y sus arrebatos únicamente al dopaje, a pesar de que su alma tuvo que soportar un desafío terrible: pasar de ser el ídolo de una nación como Alemania, el espejo en el que niños y admiradores se miraban con esperanza y entusiasmo, a un apestado e incomprendido delincuente que tuvo que huir a Suiza para sobrevivir al escarnio general gracias a la ayuda de su familia.
"Quería batir el récord mundial de fumar cigarrillos"
Ullrich siempre necesitó compensar de alguna manera ociosa la disciplina y el esfuerzo que requerían ser un ciclista de élite internacional. Las fiestas, las malas compañías y la bebida fueron la única alternativa cuando no había nada que pedalear. Ya en 2002 fue pillado con restos de éxtasis y anfetaminas en el cuerpo durante un rutinario control antidoping, y sus escapadas nocturnas empapado de cebada son igual de conocidas y temidas. En el año 2014 llegó incluso a provocar un accidente al chocar contra dos vehículos en el cantón suizo de Thurgau; su sangre atesoraba Valium y 1,8 miligramos de alcohol.
Según revelaciones de Schweiger, que en Alemania han sido interpretadas como una puñalada trapera, "Jan empezaba a beber cerveza a las seis de la mañana y decía tomar cocaína con receta, pues me explicó que para el cuerpo era menos perjudicial que las anfetaminas. No quiere envejecer. Le contó a mi hija que quería batir el record del mundo en fumar cigarrillos. Fumaba tres a la vez". Ullrich dio las gracias públicamente a Schweiger por haber relatado lo que él, por miedo a fracasar de nuevo, no supo ni pudo contar en voz alta.
Con mucho esfuerzo, sacrificio y ayuda de amigos como Lance Armstrong, el ciclista alemán asegura que ha superado sus adicciones y pide una oportunidad para trabajar en el deporte en el que fue leyenda y luego proscrito: "“No sería director deportivo, pero si alguien me necesita estoy abierto a cualquier cosa. Pero no voy a forzar la situación. Ya dejé el problema del alcohol y drogas detrás de mí, estoy de nuevo en el mundo real. Siempre pensé que no necesitaba ayuda, aunque ahora la acepto”.
Cuando a mediados de la década de los 90 del pasado siglo apareció en el pelotón profesional un tallo alemán tallado en músculos de acero llamado Jan Ullrich, los aficionados pensaron que había irrumpido un clon de Miguel Indurain con acento teutón.Su estilo era similar, machacaba en las cromos y tiraba de potencia en la montaña para aguantar a los escaladores puros.
Segundo en el Tour con 23 años y primero con solo 24
Fue segundo en el Tour de 1996 con solo 23 años y los Ganó en 1997 con solo 24. Parecía que iba disparado hacia un época de dominio absoluto, pero no se esperaba que iba a llegar un huracán americano llamado Lance Armstrong que le impidió volver a triunfar en la ronda francesa y sumó cinco subcampeonatos del Tour .
Su leyenda, como la de decenas de ciclista de su época, se derrumbó a causa de su intensa relación con el dopaje. Ser señaladao como uno de los grandes tramposos de la historia cuando él pensaba que iba a ser alzado al olimpo de su deporte, le destruyó hasta niveles apocalípticos.
"Mi corazón estaba roto y mi rodilla destrozada. No eramás que chatarra", recordaba hace poco el ciclista alemán. En 2018 se volvió a saber de él por un suceso escandaloso. En Establiments (Mallorca), Ullrich, armado con una escoba y, según testigos presenciales, en estado de dudosa y precaria sobriedad, allanaba sin autorización la morada de su vecino, el célebre actor y director alemán Til Schweiger. No quedaría ahí la cosa, ya que se conoció también que el ex campeón se había cebado violentamente contra una mujer en un hotel de lujo de Fráncfort. Se trataba de una chica dedicada a la prostitución, a la que Ullrich tras mantener relaciones sexuales intentó estrangular. Fue enviado a una celda alemana, y luego a un psiquiátrico.
"No dormía y bebía hasta reventar"
Bruce Reith, cirujano plástico muniqués e íntimo amigo de Ullrich, aireó cómo fue el declive de Ullrich al ser incapaz de asumir su condición de 'apestado' del ciclismo: "Jan fumaba como un carretero, apenas dormía y bebía hasta reventar".
Los amigos de Ullrich aseguran que todo lo que le ocurrió traa dejar el ciclismo provenía de su débil cabeza, "de su incapacidad de aceptar la humillación que para él supuso ser declarado oficialmente un tramposo y un estafador" tan sólo por desear lo que todos desean: el éxito y la gloria.
Ullrich vive desde 2007, el año de su retirada oficial, con la infeliz conciencia de ser un falso culpable; pero no porque él se considere inocente y acuse a los demás de una conspiración contra su persona, sino porque tiene la firme convicción de que todos sus compañeros son igual de culpables y que le eligieron a él para dar ejemplo y expiar así los pecados del entero pelotón.
Sin embargo, sería injusto achacar sus adicciones actuales y sus arrebatos únicamente al dopaje, a pesar de que su alma tuvo que soportar un desafío terrible: pasar de ser el ídolo de una nación como Alemania, el espejo en el que niños y admiradores se miraban con esperanza y entusiasmo, a un apestado e incomprendido delincuente que tuvo que huir a Suiza para sobrevivir al escarnio general gracias a la ayuda de su familia.
"Quería batir el récord mundial de fumar cigarrillos"
Ullrich siempre necesitó compensar de alguna manera ociosa la disciplina y el esfuerzo que requerían ser un ciclista de élite internacional. Las fiestas, las malas compañías y la bebida fueron la única alternativa cuando no había nada que pedalear. Ya en 2002 fue pillado con restos de éxtasis y anfetaminas en el cuerpo durante un rutinario control antidoping, y sus escapadas nocturnas empapado de cebada son igual de conocidas y temidas. En el año 2014 llegó incluso a provocar un accidente al chocar contra dos vehículos en el cantón suizo de Thurgau; su sangre atesoraba Valium y 1,8 miligramos de alcohol.
Según revelaciones de Schweiger, que en Alemania han sido interpretadas como una puñalada trapera, "Jan empezaba a beber cerveza a las seis de la mañana y decía tomar cocaína con receta, pues me explicó que para el cuerpo era menos perjudicial que las anfetaminas. No quiere envejecer. Le contó a mi hija que quería batir el record del mundo en fumar cigarrillos. Fumaba tres a la vez". Ullrich dio las gracias públicamente a Schweiger por haber relatado lo que él, por miedo a fracasar de nuevo, no supo ni pudo contar en voz alta.
Con mucho esfuerzo, sacrificio y ayuda de amigos como Lance Armstrong, el ciclista alemán asegura que ha superado sus adicciones y pide una oportunidad para trabajar en el deporte en el que fue leyenda y luego proscrito: "“No sería director deportivo, pero si alguien me necesita estoy abierto a cualquier cosa. Pero no voy a forzar la situación. Ya dejé el problema del alcohol y drogas detrás de mí, estoy de nuevo en el mundo real. Siempre pensé que no necesitaba ayuda, aunque ahora la acepto”.
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