El campeón del Tour 2008 Carlos Sastre, cuñado y amigo íntimo del mítico José María 'Chava' Jiménez, rememora algunas genialidades de uno de los ciclistas españoles que más pasiones ha desatado en la histotia entre la afición
"El Chava Jiménez hacía trabajar a todo el equipo, luego llegaba a 25 minutos y les decía tan ancho a todos que lo importante era participar"
Si hay un ciclista que conoció a fondo al mítico José María 'Chava' Jiménez ese fue Carlos Sastre. El campeón del Tour de Francia de 2008 era el cuñado del genial ciclista abulense y unos de sus mejores amigos. Compartieron cientos de horas entrenando y compitiendo y disfrutó de su manera rebelde de entender el ciclismo. En una charla con Javier Ares en el programa El Pinganillo en Youtube rememoró algunas anécdotas de uno de los 'locos' más maravillosos que ha disfrutado la afición española al ciclismo.
![[Img #54526]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/10_2022/9468_chava-1-min.jpg)
Carlos Sastre recuerda cómo le vacilaba su cuñado en las reuniones familiares: "Siempre en todas las navidades me decía que a ver si le ganaba alguna carrera "que apuntas mucho pero nunca haces nada", siempre me estaba pinchando con cachondeito. Nosotros entrenábamos muchos kilómetros juntos y empezó a castigarle en las subidas y comenzó a respetarme un poco".
"No estaba preparado para sufrir 21 días"
El ganador del Tour 2008 defiende la manera de entender el ciclismo de El chava: "Chava se lo pasaba muy bien en la bici, la vida para él era eso en el ciclismo. Él siempre decía que corría para la afición. Tenía un talento enorme. Lo más importante que tenía es que sabía cómo y cuando debía entrenar para llegar a su objetivo".
El ciclista madrileño recuerda cuál era el mayor defecto de su cuñado y amigo como ciclista profesional: "Sin embargo, mantener esa presión diaria durante 21 días no estaba preparado. No era su fuerte. No sé si porque no se preparaba para ello o porque no tenía esa capacidad psicológica. Él veía más oportunidades en el día a día que esperar a los 21 días que es lo que yo hacía".
"Cuando una persona no está predispuesta a hacer un tipo de sacrificio se empiezan a tambalear las cosas. Eso le pasaba al Chava, no se sentía seguro en ese terreno. Eso fue posiblemente fue algo negativo en su carrera deportiva y que no le dejo ser él mismo", apunta Carlos Sastre.
"Vivió intensamente, a su manera"
El Chava Jiménez era capaz de ganar con exhibiciones geniales o derrumbarse tras pedir a su equipo que se entregara a su causa: "Yo recuerdo frases muy buenas de él de todo tipo. Me acuerdo de hacer currar al equipo para ganar una etapa y ganar como él lo hacía y otros días que ponía a todos a remar, llegaba a 25 minutos y decía tan ancho que lo importante era participar. Era único".
El final de el Chava llevó a Carlos Sastre a la desesperación por no poder echarle la mano que necesitaba: "Cuando quieres y no puedes es muy difícil. Cuando desgraciadamente ves que gente muy cercana a él le lleva a esa situación la impotencia se multiplica por un millón. fue complicado pero te quedas con los recuerdos más bonitos. Él vivió su vida a su manera, intensamente, disfrutó como nadie encima de la bicicleta e hizo disfrutar a muchos. Nos dio ese ciclismo antiguo, de épica, diferente, en el que la gente arrancaba, un día ganaba y oro día llegaba a 20 minutos y hay que recordarle como él fue como ciclista".
El resumen de la carrera como ciclista profesional de José María Jiménez "es el de ese tipo de deportistas que mueve pasiones, que lleva a gente hasta a tatuarse su cara como hacen con Maradona. Tenía esa capacidad de emocionarte o hacerte llorar al mismo tiempo".
Si hay un ciclista que conoció a fondo al mítico José María 'Chava' Jiménez ese fue Carlos Sastre. El campeón del Tour de Francia de 2008 era el cuñado del genial ciclista abulense y unos de sus mejores amigos. Compartieron cientos de horas entrenando y compitiendo y disfrutó de su manera rebelde de entender el ciclismo. En una charla con Javier Ares en el programa El Pinganillo en Youtube rememoró algunas anécdotas de uno de los 'locos' más maravillosos que ha disfrutado la afición española al ciclismo.
Carlos Sastre recuerda cómo le vacilaba su cuñado en las reuniones familiares: "Siempre en todas las navidades me decía que a ver si le ganaba alguna carrera "que apuntas mucho pero nunca haces nada", siempre me estaba pinchando con cachondeito. Nosotros entrenábamos muchos kilómetros juntos y empezó a castigarle en las subidas y comenzó a respetarme un poco".
"No estaba preparado para sufrir 21 días"
El ganador del Tour 2008 defiende la manera de entender el ciclismo de El chava: "Chava se lo pasaba muy bien en la bici, la vida para él era eso en el ciclismo. Él siempre decía que corría para la afición. Tenía un talento enorme. Lo más importante que tenía es que sabía cómo y cuando debía entrenar para llegar a su objetivo".
El ciclista madrileño recuerda cuál era el mayor defecto de su cuñado y amigo como ciclista profesional: "Sin embargo, mantener esa presión diaria durante 21 días no estaba preparado. No era su fuerte. No sé si porque no se preparaba para ello o porque no tenía esa capacidad psicológica. Él veía más oportunidades en el día a día que esperar a los 21 días que es lo que yo hacía".
"Cuando una persona no está predispuesta a hacer un tipo de sacrificio se empiezan a tambalear las cosas. Eso le pasaba al Chava, no se sentía seguro en ese terreno. Eso fue posiblemente fue algo negativo en su carrera deportiva y que no le dejo ser él mismo", apunta Carlos Sastre.
"Vivió intensamente, a su manera"
El Chava Jiménez era capaz de ganar con exhibiciones geniales o derrumbarse tras pedir a su equipo que se entregara a su causa: "Yo recuerdo frases muy buenas de él de todo tipo. Me acuerdo de hacer currar al equipo para ganar una etapa y ganar como él lo hacía y otros días que ponía a todos a remar, llegaba a 25 minutos y decía tan ancho que lo importante era participar. Era único".
El final de el Chava llevó a Carlos Sastre a la desesperación por no poder echarle la mano que necesitaba: "Cuando quieres y no puedes es muy difícil. Cuando desgraciadamente ves que gente muy cercana a él le lleva a esa situación la impotencia se multiplica por un millón. fue complicado pero te quedas con los recuerdos más bonitos. Él vivió su vida a su manera, intensamente, disfrutó como nadie encima de la bicicleta e hizo disfrutar a muchos. Nos dio ese ciclismo antiguo, de épica, diferente, en el que la gente arrancaba, un día ganaba y oro día llegaba a 20 minutos y hay que recordarle como él fue como ciclista".
El resumen de la carrera como ciclista profesional de José María Jiménez "es el de ese tipo de deportistas que mueve pasiones, que lleva a gente hasta a tatuarse su cara como hacen con Maradona. Tenía esa capacidad de emocionarte o hacerte llorar al mismo tiempo".
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