J. G. F. aún no da crédito a lo que le ha pasado con su bici y la de su hijo valoradas cada una en 8.000 euros cuando fueron a entrenar a la estación de La Pinilla
El increíble timo de un mecánico de bicis en Segovia que le ha costado 16.000 euros a un ciclista de MTB
"No daba crédito, sobre todo por la traición y la mezquindad de una persona en la que tú has confiado... No era el típico caco que te desvalija la casa, a mí me ha metido la mano en el bolsillo un tío al que le daba de comer", explica en el Diario El Mundo un ciclista de MTB que ha sido timado.
![[Img #54108]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/08_2022/7704_mtb-1-min.jpg)
J. G. F., ejecutivo de primer nivel y amante de las bicicletas en su versión más extrema, disfrutaba desde hace años yendo a La Pinilla (Segovia), una estación de esquí que en verano es utilizada por ciclistas que, como él, tunean sus vehículos para poder exprimir las bajadas y los obstáculos que tiene esta pista.
Por ella se tiran alcanzando hasta los 50 km/h en algunos tramos, esquivando troncos, grietas o rampas. "Llevamos bicicletas muy especiales... La mía y la de mi hijo costaron más de 8.000 euros cada una", desgrana J. G. F., que añade: "En La Pinilla suele haber un mecánico, un tipo con el que incluso me había tomado alguna que otra cerveza. Éste se encarga de hacer los mantenimientos de las bicis cuando se termina nuestra temporada y comienza la de esquí".
Como en años anteriores, el 9 de noviembre de 2021 J. G. F. pactó, por 700 euros, que este mecánico les realizara una puesta a punto a sus dos vehículos premium.
![[Img #54107]](https://diariodeltriatlon.es/upload/images/08_2022/3272_mtb-2-min.jpg)
Vendidas en Wallapop y Cash Convertes por un total de 6.000 euros
Eso sí, aprovechando una pequeña obra en casa, J. G. F. le pidió al técnico que se las guardara un mes en su tienda. Pero las reformas se alargaron, terminando este pasado junio. "Fue entonces cuando le reclamé las bicicletas, para poder ir a La Pinilla este verano. Primero me dijo que estaba en un curso y que ya me las daría. Las dos semanas siguientes le llamaba, pero no me cogía el teléfono. Hasta que probé desde otro móvil, y ahí sí respondió", evoca J. G. F., con una mezcla de enfado y tristeza.
"Decía que estaba en Andorra. Me pasé por su taller y estaba totalmente desmantelado...". Su incertidumbre y extrañeza aumentaron cuando en su círculo de amantes de este deporte extremo, al ser conocedores de su caso, comenzaron a investigar y le enviaron imágenes del paradero de sus dos bicicletas. Eso sí, ya vendidas a terceros.
La primera fue traspasada a través de Wallapop, por algo menos de 3.000 euros. La otra, agrega, mediante un Cash Converters por 2.950 euros. "Entre las dos costaban más de 16.000 euros, son como los ferraris de las bicis, no existen dos iguales. Y el que las compra sabe que son robadas, pero ninguna de las dos plataformas donde se vendieron comprobaron si era material sustraído", apunta J. G. F.
"Todo eran excusas para no quedar..."
Tras el shock inicial, y con un enfado considerable, fue directamente a la comisaría a interponer una denuncia. J. G. F. seguía llamando a su mecánico, pero éste le seguía diciendo que ya se las daría. "Todo eran excusas para no quedar... Mentiras y mentiras. El tío sigue trabajando en La Pinilla, pero me han recomendado no ir para no cabrearme", desliza este ciclista, quien no ha podido disfrutar este estío de su pasión.
Preguntado por este diario, el mecánico en cuestión admite que sí recibió las dos bicis de J. G. F., que pactaron los 700 euros por su mantenimiento, pero expone que se las terminó devolviendo. Y desde su entorno legal añaden: "Cerró su taller para abrir otro nuevo". Algo que enciende mucho más a J. G. F.: "No tiene vergüenza... La última vez que hablé con él fue el 29 de julio".
"Este verano estoy pasando el duelo. Es como cuando fallece una mascota. La gente que no tenga bicicletas no lo entenderá. Cuando se me pase el dolor acabaré comprando otra", apostilla este amante del ciclismo, que concluye sin saber "qué le pasó a su mecánico por la cabeza para hacer algo así": "Volveré a La Pinilla, no voy a dejar de hacer cosas que me gustan porque gente mezquina haga estas cosas. Sólo faltaría".
"No daba crédito, sobre todo por la traición y la mezquindad de una persona en la que tú has confiado... No era el típico caco que te desvalija la casa, a mí me ha metido la mano en el bolsillo un tío al que le daba de comer", explica en el Diario El Mundo un ciclista de MTB que ha sido timado.
J. G. F., ejecutivo de primer nivel y amante de las bicicletas en su versión más extrema, disfrutaba desde hace años yendo a La Pinilla (Segovia), una estación de esquí que en verano es utilizada por ciclistas que, como él, tunean sus vehículos para poder exprimir las bajadas y los obstáculos que tiene esta pista.
Por ella se tiran alcanzando hasta los 50 km/h en algunos tramos, esquivando troncos, grietas o rampas. "Llevamos bicicletas muy especiales... La mía y la de mi hijo costaron más de 8.000 euros cada una", desgrana J. G. F., que añade: "En La Pinilla suele haber un mecánico, un tipo con el que incluso me había tomado alguna que otra cerveza. Éste se encarga de hacer los mantenimientos de las bicis cuando se termina nuestra temporada y comienza la de esquí".
Como en años anteriores, el 9 de noviembre de 2021 J. G. F. pactó, por 700 euros, que este mecánico les realizara una puesta a punto a sus dos vehículos premium.
Vendidas en Wallapop y Cash Convertes por un total de 6.000 euros
Eso sí, aprovechando una pequeña obra en casa, J. G. F. le pidió al técnico que se las guardara un mes en su tienda. Pero las reformas se alargaron, terminando este pasado junio. "Fue entonces cuando le reclamé las bicicletas, para poder ir a La Pinilla este verano. Primero me dijo que estaba en un curso y que ya me las daría. Las dos semanas siguientes le llamaba, pero no me cogía el teléfono. Hasta que probé desde otro móvil, y ahí sí respondió", evoca J. G. F., con una mezcla de enfado y tristeza.
"Decía que estaba en Andorra. Me pasé por su taller y estaba totalmente desmantelado...". Su incertidumbre y extrañeza aumentaron cuando en su círculo de amantes de este deporte extremo, al ser conocedores de su caso, comenzaron a investigar y le enviaron imágenes del paradero de sus dos bicicletas. Eso sí, ya vendidas a terceros.
La primera fue traspasada a través de Wallapop, por algo menos de 3.000 euros. La otra, agrega, mediante un Cash Converters por 2.950 euros. "Entre las dos costaban más de 16.000 euros, son como los ferraris de las bicis, no existen dos iguales. Y el que las compra sabe que son robadas, pero ninguna de las dos plataformas donde se vendieron comprobaron si era material sustraído", apunta J. G. F.
"Todo eran excusas para no quedar..."
Tras el shock inicial, y con un enfado considerable, fue directamente a la comisaría a interponer una denuncia. J. G. F. seguía llamando a su mecánico, pero éste le seguía diciendo que ya se las daría. "Todo eran excusas para no quedar... Mentiras y mentiras. El tío sigue trabajando en La Pinilla, pero me han recomendado no ir para no cabrearme", desliza este ciclista, quien no ha podido disfrutar este estío de su pasión.
Preguntado por este diario, el mecánico en cuestión admite que sí recibió las dos bicis de J. G. F., que pactaron los 700 euros por su mantenimiento, pero expone que se las terminó devolviendo. Y desde su entorno legal añaden: "Cerró su taller para abrir otro nuevo". Algo que enciende mucho más a J. G. F.: "No tiene vergüenza... La última vez que hablé con él fue el 29 de julio".
"Este verano estoy pasando el duelo. Es como cuando fallece una mascota. La gente que no tenga bicicletas no lo entenderá. Cuando se me pase el dolor acabaré comprando otra", apostilla este amante del ciclismo, que concluye sin saber "qué le pasó a su mecánico por la cabeza para hacer algo así": "Volveré a La Pinilla, no voy a dejar de hacer cosas que me gustan porque gente mezquina haga estas cosas. Sólo faltaría".
Tomás | Miércoles, 31 de Agosto de 2022 a las 21:54:58 horas
Yo le estoy llamado por una rueda que me iba a mandar hace mes y medio. Ya decía yo que no cogía el teléfono.
Y conmigo hace un año tuvo un gran detalle.
Ese comportamiento apunta a ludopatía.
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