José Joaquín Acosta te enseña como utilizarlas en tus entrenamientos
Las palas, un buen aliado para mejorar tu técnica de natación
Es común,
hoy en día, el uso de gadgets y herramientas en las sesiones de entrenamiento.
Una de estas herramientas de uso común en los entrenamientos de natación es las
palas.
![[Img #8974]](upload/img/periodico/img_8974.png)
Las palas
aparecen en diferentes formatos, tamaños e incluso en forma de lo que algunos
denominan “antipalas” (accesorio con el lado que se ofrece al agua con forma
cóncava que dificulta el apoyo en el agua. Indicado para muy, muy expertos).
Las tenemos del tamaño de los dedos (juveniles, de principiante, de remadas y
braza), las tenemos convencionales, también como sartenes (no recomendadas a no
ser que seas un grandísimo nadador y de gran fuerza) las tenemos con una aleta
central que ayuda a un mayo apoyo en ciertos ángulos y podemos verlas más o
menos ergonómicas.
Sea como
sea la pala tiene como uso básico el trabajo de fuerza específica del nadador.
Cuando uno se pone las palas es para darle “cañita al tema”. Ni los tiempos ni
el número de brazadas puede empeorar en el uso con palas. Si es así es que
todavía no estás preparado para ellas como método de fuerza y debes llevar una
buena progresión en su uso y adaptación a las mismas.
Cómo habéis
leído he escrito que su uso básico es el trabajo de fuerza específica y no he
dicho que sea el uso exclusivo pues bien empleadas se les puede sacar partido
como herramienta para mejorar ciertos aspectos técnicos.
![[Img #8975]](upload/img/periodico/img_8975.png)
Por lo
general la pala se sujeta a la mano por medio de unas gomas, estas sujetan los
dedos corazón y anular junto a otra goma que sujeta la muñeca (a veces tenemos
palas que sujetan en vez de la muñeca el pulgar y meñique). Lo que si debe
quedar claro es que la pala nunca se sujeta haciendo presa con el pulgar y el
meñique pues anula el efecto de la sensibilidad de presión sobre los receptores
de la mano muy importantes para percibir la sensación de apoyo en el agua en
toda la fase acuática.
Si la pala
sólo la sujetamos por medio de la goma del dedo corazón estará en una situación
inestable lo que provocará que se mueva en cuanto la presión del agua en el
movimiento de la mano no sea en la dirección correcta. Si la presión es en el
ángulo correcto la pala se mantiene pegada a la mano, si no es así, si la mano
no va bien orientada en su apoyo en el agua, se descolocará debido a la
resistencia del agua.
Por lo
tanto, el uso de la pala de esta manera nos servirá para cerciorarnos de que la
mano siempre lleva la orientación correcta para que las fuerzas de sustentación
y empuje sean óptimas.
Podemos
usar esto en el método de técnica
sensibilidad que nos proporcionan los ejercicios de remadas (movimientos
parciales de las manos en el agua al estilo de las nadadoras de sincronizada).
Si los apoyos no son buenos las palas se moverán. Recordad que hemos quitado la goma de la
muñeca pues si la pala está estable por medio de las sujeciones el ejercicio de
remadas se transforma en un ejercicio de fuerza.
Otra manera
de usar con un criterio técnico las palas es la técnica de contrastes. Nadaremos con una pala en una mano y en la
otra no. De esta manera existe un contraste que el sistema nervioso percibe y
por tanto va siendo educado desde las propias sensaciones del nadador. El
nadador es el que se autocorrige al percibir las sensaciones de mayor o menor
presión.
Para
finalizar quiero que tengáis en cuenta que el
primer paso es siempre mejorar la técnica. El uso de las palas viene
después como método de fuerza específica, para ciertos aspectos técnicos y
siempre haciendo caso a los criterios de los principios de entrenamiento y a la
supervisión de vuestro técnico.
Os deseamos
buenas brazadas.
Es común, hoy en día, el uso de gadgets y herramientas en las sesiones de entrenamiento. Una de estas herramientas de uso común en los entrenamientos de natación es las palas.
Las palas aparecen en diferentes formatos, tamaños e incluso en forma de lo que algunos denominan “antipalas” (accesorio con el lado que se ofrece al agua con forma cóncava que dificulta el apoyo en el agua. Indicado para muy, muy expertos). Las tenemos del tamaño de los dedos (juveniles, de principiante, de remadas y braza), las tenemos convencionales, también como sartenes (no recomendadas a no ser que seas un grandísimo nadador y de gran fuerza) las tenemos con una aleta central que ayuda a un mayo apoyo en ciertos ángulos y podemos verlas más o menos ergonómicas.
Sea como sea la pala tiene como uso básico el trabajo de fuerza específica del nadador. Cuando uno se pone las palas es para darle “cañita al tema”. Ni los tiempos ni el número de brazadas puede empeorar en el uso con palas. Si es así es que todavía no estás preparado para ellas como método de fuerza y debes llevar una buena progresión en su uso y adaptación a las mismas.
Cómo habéis leído he escrito que su uso básico es el trabajo de fuerza específica y no he dicho que sea el uso exclusivo pues bien empleadas se les puede sacar partido como herramienta para mejorar ciertos aspectos técnicos.
Por lo general la pala se sujeta a la mano por medio de unas gomas, estas sujetan los dedos corazón y anular junto a otra goma que sujeta la muñeca (a veces tenemos palas que sujetan en vez de la muñeca el pulgar y meñique). Lo que si debe quedar claro es que la pala nunca se sujeta haciendo presa con el pulgar y el meñique pues anula el efecto de la sensibilidad de presión sobre los receptores de la mano muy importantes para percibir la sensación de apoyo en el agua en toda la fase acuática.
Si la pala sólo la sujetamos por medio de la goma del dedo corazón estará en una situación inestable lo que provocará que se mueva en cuanto la presión del agua en el movimiento de la mano no sea en la dirección correcta. Si la presión es en el ángulo correcto la pala se mantiene pegada a la mano, si no es así, si la mano no va bien orientada en su apoyo en el agua, se descolocará debido a la resistencia del agua.
Por lo tanto, el uso de la pala de esta manera nos servirá para cerciorarnos de que la mano siempre lleva la orientación correcta para que las fuerzas de sustentación y empuje sean óptimas.
Podemos usar esto en el método de técnica sensibilidad que nos proporcionan los ejercicios de remadas (movimientos parciales de las manos en el agua al estilo de las nadadoras de sincronizada). Si los apoyos no son buenos las palas se moverán. Recordad que hemos quitado la goma de la muñeca pues si la pala está estable por medio de las sujeciones el ejercicio de remadas se transforma en un ejercicio de fuerza.
Otra manera de usar con un criterio técnico las palas es la técnica de contrastes. Nadaremos con una pala en una mano y en la otra no. De esta manera existe un contraste que el sistema nervioso percibe y por tanto va siendo educado desde las propias sensaciones del nadador. El nadador es el que se autocorrige al percibir las sensaciones de mayor o menor presión.
Para finalizar quiero que tengáis en cuenta que el primer paso es siempre mejorar la técnica. El uso de las palas viene después como método de fuerza específica, para ciertos aspectos técnicos y siempre haciendo caso a los criterios de los principios de entrenamiento y a la supervisión de vuestro técnico.
Os deseamos buenas brazadas.
Jaime | Martes, 05 de Febrero de 2013 a las 19:03:35 horas
Muchas gracias por este fantástico artículo!!!
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