Un año más el Ironman de Barcelona se volvió a convertir en una prueba plagada de pelotones de ciclistas. El hecho de que participen 3.400 triatletas y que el circuito sea a dos vueltas de 90 kilómetros hace casi imposible evitar que se formen enormes filas de ciclistas que se aprovechan descaradamente del drafting.
Las pruebas Ironman de larga distancia están superpobladas y hacerlas cada vez más amplias en participación favorecen situaciones ilegales que los propios triatletas que no comparten el drafting no pueden evitar.
El triatleta Greg Coull es uno de los que denunciado en redes sociales esta situación: "Este es uno de los numerosos pelotones durante el recorrido. Se penalizó a muchos triatletas pero es imposible conseguir una prueba 100% sin drafting con 3.400 participantes".
El Ironman de Barcelona ha sido criticado en los últimos años por el escandaloso drafting que se genera y, un año más, ha vuelto a producirse una situación que, al parecer, no preocupa demasiado a los participantes, que cada vez sienten más la larga distancia como una prueba larga de olímpica en la que los triatletas buscan marca y no están preocupados por una prueba ortodoxa con respeto al dráfting.